Idea equivocada

Por culpa de la COVID-19 perdí mi trabajo, me llamo Laura, tengo 32 años y trabajaba de psicóloga en un centro para adultos con adicciones. A raíz del confinamiento y aunque después pudimos abrir en junio, no conseguimos levantar cabeza y al final el centro en el cual trabajaba tuvo que cerrar. Una amiga me comentó la posibilidad de empezar un trabajo tuper sex ya que estaban buscando asesoras en la provincia.

 

Reconozco que al principio no me atrae mucho la idea de ser una vendedora pero el trabajo tuper sex es mucho más que eso y ahora estoy muy contenta de haber tenido esa oportunidad de acercarme a este mundo tan interesante como las reuniones para ventas. Hasta que no estás dentro, no te das cuenta de lo mucho que puedes aportar a las personas y de que no solo se trata de una simple relación de cliente y vendedora.

 

Un trabajo tuper sex te da la oportunidad de crear vínculos intensos y muy bonitos con las personas que participan en las reuniones. El clima y el tipo de artículos que se venden permiten que fluya una energía muy sana y liberadora. Es muy gratificante y nunca me lo hubiese imaginado.